En gran parte de la producción artística de las vanguardias y contemporánea, la materialidad de la obra sube hasta la superficie de la misma; su propia piel es la materia de la que se constituye. En ocasiones, el asunto es la propia "materia" de la obra, que en vez de ser mediadora se vuelve el tema definidor de la idea y la expresión.
El elemento gráfico se utiliza como parte fundamental de la expresión emocional del proceso y la mayor parte de la descarga expresiva se transmite por la acción de las mano, los brazos, e incluso el cuerpo del artista en acción.
En muchas de las obras del expresionismo abstracto se producía una cierta fusión entre el dibujo y la pintura. Se diría que antes de pintar se pretendía dibujar o escribir con la pintura; esto es así por la utilización de signografías y trazados que se aproximan a una nueva caligrafía y por la reducción del color- en muchos casos con preponderancia del blanco y negro- que, como consecuencia, ceden el protagonismo a lo gráfico.