domingo, 14 de septiembre de 2014

LA CARTA DICE EL MOTIVO.

Pero para que el garabato pasara del margen al centro de la escena artística resultó necesario nada menos que la revolución del siglo XX. Solo cuando la destreza manual pasó a considerarse menos esencial en el concepto del arte que la originalidad y la creatividad, el garabato pudo fusionarse con las corrientes de arte vigentes. El climax de esta evolución se alcanzó con el surrealismo después de que André Breton hubiera abogado por la escritura y el dibujo automáticos. Algunos de los productos resultantes son verdaderamente indistinguibles de los no entrenados.
Incluso antes de esa época, un destacado maestro como Paul Klee había expuesto en una de sus conferencias, pronunciada en la Bauhaus, hasta que punto disminuía su control consciente en la creación de sus fantasías visuales. Lejos de comenzar con una intención firme, él permitía que las formas crecieran bajo su puños siguiendolas a donde le condujeran; dicho en la terminología de los ingenieros modernos, se basaba en la retroalimentación tanto como suele hacerlo el garabateo ocioso, aplaudiendo lo que quiera que emergiera si le parecía aceptable.
Acrílico sobre tabla de medidas: 61X103

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